La llegada de la época estival invita al relax y al descanso. Muchas empresas rebajan su nivel de intesidad y hasta su productividad. Sin embargo, hay sectores que no pueden bajar la guardia porque de ellos depende el bienestar necesario de otras personas. Hablamos de la sanidad y del derecho a una asistencia digna, un derecho fundamental que no puede verse mermado por ninguna circunstancia.
Sin embargo, las noticias que hemos leído de manera recurrente en los últimos días nos dejan un cierto sabor amargo. De nuevo, salta a la palestra la problemática de los hospitales y centros de salud para dar cobertura a las vacaciones de los profesionales sanitarios durante los periodos estivales.
Ni médicos ni pacientes están satisfechos con el sistema de gestión actual. Los profesionales argumentan que el SAS le comunica con escasa antelación las sustituciones. En muchos casos, estos profesionales sin plaza fija se encuentran en la tesitura de elegir entre un contrato, precario en la mayoría de los casos en la sanidad pública, o continuar su labor en entidades privadas. Si optan por la segunda opción pierden posiciones en la bolsa de empleo y ven cómo se les reducen las posibilidades de trabajar en un hospital público. Por otro lado, los pacientes se quejan porque los médicos sustitutos no siempre gozan de la formación específica esperada y se minora la calidad asistencial.¿Es posible optimizar esta gestión? La respuesta es sí. No solo se puede, sino que se debe, ya que cada año decrece el número de sanitarios al tiempo que aumenta el número de usuarios. Por tanto, debemos anticiparnos a las necesidades de unos y otros porque no hacerlo supone un riesgo demasiado elevado. Es necesario tomar iniciativas empresariales que nos beneficien a todos.
La solución pasaría por la colaboración público-privada. Cada vez es más necesario establecer una sintonía entre la sanidad pública y la privada en todos los ámbitos del sector: investigación, derivación de pruebas y tratamientos, etc.. porque se trata de sumar y limar rivalidades entre ambos modelos.
En esta ecuación habría que incluir la gestión de las vacaciones de los profesionales, un tema de que debería solucionarse sin que los pacientes percibieran un detrimento de la asistencia. Y más teniendo en cuenta que la población de Málaga crece de manera notable durante los meses de verano.
La colaboración público-privada es un hecho en otros países europeos vecinos. De hecho, estos mismos países son los que cada vez más demandan los servicios de los médicos españoles por su gran profesionalidad. Tenemos un sistema ejemplar y universal y unos sanitarios de reconocido prestigio, entonces ¿por qué no ofrecemos soluciones inteligentes y eficaces?
Alberto Cárdenas
Artículo de opinión publicado en «Vida económica» el 27 de Julio de 2018.